Un ensayo de la empresa Séneca Green Catalyst demuestra la rentabilidad del uso de bioactivadores en este cultivo
La empresa cordobesa Séneca Green Catalyst, con sede en el Parque Científico Tecnológico de Córdoba, está codirigiendo un ensayo, de dos años de duración, aplicado al cultivo de la remolacha azucarera con el que se ha conseguido aumentar su producción gracias al tratamiento con bioactivadores.
En este proyecto innovador en el sector agrícola colaboran las empresas Azucarera Española, Gesytec Ingenieros y Alfredo Iñesta. El objetivo de este proyecto era mejorar la rentabilidad de la plantación a través del uso de bioactivadores. El primer ensayo se ha llevado a cabo durante la campaña 2018-2019 en la finca Carnero, situada en Calzada de Don Diego (Salamanca).
Los protocolos de actuación aplicados en la primera campaña han dado como resultado un aumento del 18% de la producción, además de un mayor desarrollo vegetativo de la planta y una mejora del aspecto de la remolacha. También se ha registrado un incremento de kilos de sacarosa del 17% y en definitiva, un aumento de la rentabilidad económica del cultivo en 382 euros por hectárea.
Durante el segundo año de ejecución de este ensayo, se está trabajando en un total de 150 hectáreas repartidas por toda la geografía nacional. “Los resultados del segundo año de aplicación de esta técnica, están aún por conocer, pero todo parece indicar que se obtendrá más de un 15% de producción, similar a los resultados obtenidos durante la campaña anterior y en otros cultivos”, explica Alejandro Posadillo, director general de la compañía.
“Desde Séneca Green apostamos por el uso de productos de origen orgánico y rentables para el agricultor”, explica Alejandro Posadillo. Además de las mejoras obtenidas en el cultivo de remolacha, esta compañía también ha obtenido excelentes resultados en otros cultivos como olivar, cereal, vid y hortícolas.
Para Jorge Baselga, director de Gesytec Ingenieros, empresa especializada en la gestión de fincas a nivel nacional, considera que el uso de estos Bioestimulantes - orgánicos y de residuo cero es una herramienta que beneficia al cultivo, al medio ambiente y al agricultor. Su uso sobre todo se traduce en un beneficio económico para éste, aumentando la producción y reduciendo los gastos de insumos. Son el futuro de la agricultura sostenible.